El fin de una era: Lo que el Lucho nos dejó

Su cara lo dice todo, fue el peor partido de Uruguay por las eliminatorias al mundial.

¿Individualidades que no dieron la talla o nerviosismo generalizado por todo lo que esta noche significaba?

La realidad es que tanto jugadores, salvo contadas excepciones -entre las que se encuentra Luis- y cuerpo técnico no estuvieron a la altura.

La intensidad de Bielsa no apareció en toda la noche, del mismo modo que no lo hizo el buen juego y el temple para buscar alternativas y anotar.

El palo jugó su partido propio, rechazando una del pistolero y otra de Paraguay.

Los guaraníes hicieron su partido: fuertes arriba, ensuciando el encuentro y metiendo en el bolsillo a un árbitro por demás permisivo con sus artimañas.

Ahí también falló Uruguay: La carpeta y rebeldía del picado de barrio, del fútbol fuerte y sin negociar.

Ningún jugador celeste le comió la oreja al árbitro, más allá de tibios intentos que se hicieron silenciar.

Al final fue cero a cero.

Al final poco importó.

Al final llegó el final y se cierra el ciclo de una rica historia hecha con garra, rebeldía y mucho gol.

Así se lo reconoció la gente, que no se movió del Estadio Centenario hasta que el show post partido terminó.

Messi, Neymar, El Maestro Tabaréz y los 3 Diegos: Lugano, Godin y Forlán.

«Uruguay es más grande que cualquier jugador, entrenador o dirigente» exclamó el pistolero.

El de los 69 goles marcados a fuego.

El de los 69 gritos del corazón.

Se va Luis Alberto Suárez, señoras y señores.

Y lo hace siendo el mejor.